Posibilidades. Al pensar en el área profesional en la que he decido desarrollarme, posibilidades es la palabra que condensa mis motivaciones. De muy temprana edad tuve la suerte de ver como a través de la tecnología y la información, las posibilidades se vuelven ilimitadas, o tan solo limitadas por la imaginación.
Desde un Atari, pasando por una consola de juegos y culminando en un computador personal, la tecnología abre tantas puertas como se le permite por medio de la información, con un efecto de proporciones incalculables para las personas.
Tanto como cualquier cosa, esto puede derivar en un beneficio para millones o en un arma contra todos. Al aplicarme al estudio de las ciencias de la información es la primera idea la que impulsa mi andar y de lo que trata este texto.
En diversos ámbitos, la especialización de los quehaceres en la sociedad pretende organizar y distribuir de forma optima el trabajo, en pro del bienestar común. Basta con nombrar alguna profesión u oficio para ver de forma inmediata los beneficios que trae consigo esta misma. El panadero amasa y vende el pan que todos comen; el medico atiende a todos los que enferman; el estibador carga y descarga las exportaciones e importaciones de un país entero; el juez hace respetar las leyes que protegen al trabajador. Cada área de trabajo hace una contribución a la sociedad.
Tenemos un sistema con un modelo que parece funcionar, pero este requiere una retroalimentación para poder seguir en marcha. Ninguna persona podría ejercer una profesión u oficio sin conocimientos sobre el tema y en consecuencia necesitamos educadores, personas que puedan enseñar a otros de lo que se conoce, desde temas básicos como el lenguaje, la comunicación, las matemáticas, avanzando hacia la física, química, filosofía y otros.
Así, el ciclo pareciera cerrarse y la funcionalidad del modelo se completa. Pero cabe una pregunta importante en este momento: ¿Quién educa a los profesores?, o haciendo la analogía ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? Y es aquí donde entran en juego el conocimiento y la información.
Ya que no disponemos de vidas eternas, el ser humano ha visto la necesidad de encapsular sus conocimientos de alguna forma, para poder entregarla a otros. El habla como primer medio de comunicación nos permitió vencer la barrera del olvido al poder distribuir lo aprendido a otros. Sin embargo no es un medio infalible. Ya quisiéramos poder gritarle al mundo sobre las verdades del universo parados en una isla en medio de la nada. Es la escritura entonces la que marca un nivel superior a la persistencia de la información, a la persistencia del conocimiento. Mediante un lápiz sobre un papel, grandes ideas y sentimientos se han comunicado. “Pienso, luego existo” escribió Descartes. Neruda logro “escribir los versos mas tristes” de cualquier noche, versos con sentimientos profundos, que quizá de otra forma no podríamos conocer.
Tenemos entonces todo lo necesario para hacer funcionar un sistema social y aun así pareciera que, al ver la realidad, no funciona tal y como se plantea, como se pretende. Quizá problemas de organización son la causa y buscamos una solución a través de un gobierno que dirija y ordene. Diferentes propuestas aparecen y unas cuantas guerras después se decide por la democracia, el gobierno del pueblo. Y aun no funciona.
Si tratáramos de desglosar el problema en base a los conceptos más generales posibles, podríamos encontrar rápidamente un factor preponderante. Y es que un sistema social que depende de un gobierno que depende de un pueblo, falla porque las decisiones que toma dicho pueblo fallan. Y una mala decisión puede hacerse principalmente por falta de conocimientos, por falta de información.
Al revisar los medios en que las personas adquieren conocimiento y en los que se informan, serias deficiencias se hacen claras. La educación no llega a todos y al igual que la comida parece llegar solo a las casas mas lindas. Los libros no llegan a nuestros escritorios, porque a veces ni escritorio se tiene. Las noticias no informan, porque entretener vende más. Considerando estadísticamente valido aún el enunciado de Pareto “el 20% de la población acumula el 80% de los bienes”, tenemos en teoría a un 80% de de la población tomando decisiones sobre temas que desconocen, o quizá mas cercano a la realidad, a un 20% de la población tomando decisiones que no favorecen al 80% restante.
Thomas Jefferson dijo, “La información es la moneda de cambio de la democracia” y entonces si libras y euros no podemos repartir, debemos enriquecer a la gente con información, acercarla a ellos, acercar el conocimiento. Una empresa gigantesca sin lugar a dudas, pero no imposible. Desde un carbón sobre la pared de una caverna, el lápiz en un papel y la tinta en una imprenta, hemos avanzado. Hoy en día “escribimos” con electricidad sobre discos magnéticos, procesamos la información en cantidades enormes y la guardamos con facilidad en una pequeña tarjeta del porte de una moneda. Textos completos que sumarian un peso en kilos se pueden reducir a un par de gramos. El transporte hacia escuelas en lugares apartados disminuye su importancia con el uso de videoconferencias, la telepresencia. Y aunque la salud y el hambre no se remedian con circuitos, estos si nos permiten educar a la gente en sus derechos a recibir cuidado social.
La tecnología ayuda de manera enorme al desarrollo de nuevos medios de distribución de información. Ya los canales existen y la utilización que se les puede dar tan solo comienza a ser demostrada. Un ejemplo excelente de tecnologías de distribución se puede ver en el protocolo BitTorrent diseñado e implementado por Bram Cohen. Su idea, simple y efectiva, permite reducir el uso de carga en servidores centralizados a través de la repartición de la carga entre los mismos usuarios, generando una red sinérgica de intercambio de datos.
Actualmente grandes cantidades de conocimiento se encuentran centralizados en distintos sitos web en Internet. Wikipedia por ejemplo, de manera gratuita y haciendo hincapié en la colaboración, reparte más de dos millones de artículos sobre diversos temas disponibles en ingles y casi 300.000 en español para su uso, sin contar iniciativas derivadas como Wikibooks, que pretende ser una editorial online de textos libres y gratuitos. Los costos asociados a la mantención de estos sitios son proporcionales al uso de ellos, y tecnologías como BitTorrent pueden ayudar a mitigarlos.
Un proyecto notable también es el de Nicolás Negroponte, fundador de la iniciativa “One Laptop Per Child”, o “Un Portátil Por Niño”. Negroponte plantea la necesidad de acercar la información y la tecnología a los niños de países pobres, como herramienta de aprendizaje. Para esto se ha diseñado un computador portátil orientado a los más jóvenes para mejorar su acceso a la educación. El dispositivo contempla las dificultades a las que se pueden ver enfrentados los niños de estos países al tratar de recibir educación, incorporando, por ejemplo, medios alternativos de alimentación eléctrica donde no existan toma corrientes, o incluso una sistema de conexión inalámbrica entre portátiles para mantenerlos conectados a la distancia. El aparato incluso utiliza software libre, bajo la premisa de que uno pueda aprender sobre el sistema e incluso modificarlo si así se deseara.
En nuestra misma ciudad podemos ver los esfuerzos también por parte del sector privado para disminuir la brecha digital. El proyecto educacional “Cyber-Tren”, impulsado y financiado por la Fundación Andrónico Luksic Abaroa en conjunto con empresas del Grupo Luksic y VTR, utilizando carros del FCAB reacondicionados para el transporte de computadores con conexión a Internet, permite llevar este equipamiento a distintas zonas de la ciudad donde comúnmente no se cuenta con el acceso.
Iniciativas como las anteriores son posibles hoy solamente debido a la tecnología que las respalda. Nadie podría pensar en obtener la cantidad de dinero necesario para lograr imprimir millones de libros y entregarlos gratuitamente a quien los necesitara, sin considerar los sueldos a quienes trabajen en ello. De mano de la tecnología nos encontramos con que esa enorme cantidad de conocimiento es acumulable en un CD o en un disco duro con costos de magnitudes muy inferiores, conservando la misma fidelidad. Incluso los computadores personales han ido mejorando tanto sus procesos de manufactura que máquinas con las capacidades necesarias para el uso de documentos simples pueden llegar a tener costos solventables para gran parte de la población o también para proyectos de los propios gobiernos para acercar a la gente a la tecnología y darle acceso a la información.
A través del diseño, desarrollo, implementación y uso de las tecnologías de la información, se pueden lograr metas gigantescas de manera eficiente y efectiva para el mejoramiento de la calidad de vida de las personas. Si dentro de la sociedad cada persona contribuye con su especialidad al bien de esta misma, yo deseo contribuir con la mía de esta forma. Si la educación es una necesidad de millones, entonces es necesario crear los medios necesarios para satisfacer esa demanda, y considero que es por medio de la informática que el objetivo se puede lograr.
Aunque el futuro es impredecible y de un día a otro todo puede cambiar, de una cosa estoy seguro: tenemos posibilidades y debemos lograr que todos las tengan.
viernes, diciembre 28, 2007 8:25:00 p. m.
Notable. Hace tiempo que no leía una reflexión así de interesante. Lo de "la educación no llega a todos y al igual que la comida parece llegar solo a las casas más lindas" está genial, aunque arriesga a convertirse en cliché. Lo de reducir la desigualdad de clases y a la solución de los diferentes problemas sociales a través de la generación de acceso a la información me parece, en abstracto, óptimo. Sin embargo, dos aclaraciones me parecen pertinentes: primero, no se puede descuidar la desigualdad del ingreso. El mayor acceso a la información, así como el mayor acceso a la educación, reducen la desigualdad en el largo plazo (100 años?), por lo tanto, políticas redistributivas del ingreso a corto plazo deben ser planteadas. Segundo: El mayor acceso a tecnología y por tanto a información no asegura que esta vaya a ser bien utilizada. Alguien me dijo que lo que más se consume en internet es pornografía, y aunque no estoy seguro de eso (porque no he visto estadísticas), no me suena tan irreal. Y si no es pornografía, es cualquier otro tipo de weá intrascendente. Por lo tanto, políticas que apunten hacia esto deben acompañar todo el desarrollo natural de la industria tecnológica.
Saludos. F.